Por qué se llama como se llama cada zona de nuestra ciudad

Funcionarios, estancieros, militares, juristas; ingenieros, gobernadores y ministros, miembros de familias pioneras. La Plata está llena de nombres propios. Y cada uno tiene su historia. Las localidades y barrios del partido, nacidas en su mayoría a partir de estaciones del desmantelado anillo ferroviario que conectaba a la Ciudad con toda la Provincia y el país, que sirvieron como núcleo aglutinante para poblaciones rurales o loteos dispersos, no sólo se identifican con características topográficas -La Loma, Altos de San Lorenzo- o productivas -Abasto, Las Quintas, Los Hornos-. En realidad, la mayoría de los pueblos periféricos al casco urbano de la Ciudad fue bautizada en homenaje a personas destacadas de su tiempo. En esta nota, un repaso para recordar a quiénes se les deben los nombres que dibujan la geografía de La Plata.
ARTURO SEGUI
En febrero de 1888, el Banco Mercantil de La Plata se hallaba gestionando el trazado de Villa Elisa, cerca del paraje conocido como "empalme Pereyra". Al mismo tiempo, la sociedad Terrile y Morales encomendó al agrimensor Luis Monteverde fraccionar parte de las tierras que había adquirido en la zona; el nombre elegido para la iniciativa fue entonces "Villa Nueva Elisa". La crisis financiera de 1890 derrumbó el proyecto, y en 1904 el Banco Hipotecario de la Provincia -en nombre de sus deudores Terrile y Gauna-, vendió a Arturo Seguí y Francisco Bertoletti setenta y dos manzanas de terreno en "Villa Nueva Elisa". La llegada del ramal ferroviario entre La Plata y Avellaneda, en 1926, trajo consigo la apertura de la parada "Los Eucaliptus"; poco después, se cambió ese nombre por el del propietario de las tierras en las que se asentó la estación.
JOSE HERNANDEZ
En octubre de 1886, Teodoro Serantes compró al fisco bonaerense trece hectáreas en la chacra Nº2 de la Sección "D" del ejido de La Plata -que antes de ser expropiadas para la fundación de la nueva capital habían pertenecido a Jorge Bell-. De la subdivisión de esas tierras nació la Villa Serantes, por donde pasó el ramal ferroviario que conectaba las Lomas de Tolosa -luego Ringuelet- y Ferrari -hoy Brandsen, por donde pasaba el Ferrocarril del Sud hacia Mar del Plata-. En julio de 1888, el crecimiento de Villa Serantes se "ganó" una estación sobre ese ramal; fue bautizada José Hernández en homenaje al autor del Martín Fierro, muerto en octubre de 1886. Con el tiempo, el nombre de la estación absorbió el originario.
MANUEL B. GONNET
Una compleja trama de compras y ventas de lotes en las chacras 22 y 23 del trazado fundacional platense, de la que participaron Luis Poncet, José Joaquín Ibarbia, Julio Guillerat, Juan Bautista Vattuene, Nicodemo Baralto, Ramón Paz y Manuel García Durán, precede al nacimiento de Gonnet. En febrero de 1889, ante la inminente creación de la estación Adolfo Alsina en el flamante ramal entre La Plata y empalme Pereyra -hoy Villa Elisa-, los propietarios de terrenos se asociaron para promover la creación de un pueblo. Y anunciaron el nacimiento de la Villa Máximo Paz. Fue recién en 1931 que la estación Alsina pasó a llamarse Manuel Bernardo Gonnet, como homenaje al jurista fallecido en 1927, quien había sido legislador y ministro de Obras Públicas de la Provincia -el primero desde la fundación platense- de los gobernadores Carlos D'Amico y Máximo Paz. El tiempo, una vez más, hizo prevalecer el nombre de la estación.
JOAQUIN GORINA
Percival Bell, nieto y heredero de Jorge Bell, resolvió a mediados de la década del '10 subdividir los terrenos remanentes de la antigua Estancia Grande de su familia; en 1914 se loteó lo que en la actualidad es City Bell, y dos años después Joaquín Gorina compró buena parte de los lotes disponibles el oeste del incipiente casco urbano platense, cerca del "arroyo de Rodríguez". En 1923 se resolvió la construcción de un ramal del ferrocarril Provincial enlazando las estaciones La Plata -17 y 71- y Avellaneda; su trazado afectó tierras de la zona, y Joaquín Gorina fue el primero en ceder las suyas para el avance de la empresa. Por eso se dio su nombre a la estación, inaugurada en el mismo 1923.
VILLA CASTELLS
Su nacimiento está ligado al de la Villa Máximo Paz y su estación Adolfo Alsina -luego Gonnet-. Cuando los primeros pobladores, dueños de casas de fin de semana, conformaron un núcleo en crecimiento, Luis Castells -propietario de tierras que habían pertenecido a la Estancia Grande de Jorge Bell- concibió la idea de formar un nuevo poblado "del otro lado" de la parada ferroviaria; esto es, a la derecha del camino Parque Centenario, yendo desde La Plata hacia Buenos Aires. En 1909, Castells encargó la subdivisión de parte de sus tierras al agrimensor Félix Lenzi, quien fraccionó 169 manzanas en cuatro lotes de 50 metros por 50 cada uno. Según los más recientes estudios del departamento de Investigación Histórica y Cartográfica de la direccíon de Geodesia del ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia, este loteo sería el que dio origen a la localidad.
LISANDRO OLMOS
La localidad se gestó en torno a una de las estaciones del ramal ferroviario entre La Plata y Mira Pampa, en tierras de Los Miradores, la "estanzuela" del coronel Lisandro Olmos. Estos terrenos habían pertenecido a la estancia de Ponce de León, a quien le fueron expropiados cuando se proyectó la fundacion de La Plata. Lisandro Olmos, un militar y político catamarqueño nacido en 1840, combatiente en Cepeda y Pavón por la Confederación, fundador del partido de la Unión Nacional y amigo de Dardo Rocha -fue inspector de las adjudicaciones de tierras de La Plata-, adquirió entonces -en parte al fisco y en parte a particulares- 327 hectáreas al sudoeste del casco urbano, bautizándolas Los Miradores. En septiembre de 1911, se resolvió designar a la estación del kilómetro 20 entre La Plata y el Meridiano V con el nombre de quien habia donado las tierras para su construcción.
MELCHOR ROMERO
También nacida en tierras fiscales, expropiadas para la fundación de La Plata -en la sección A del ejido-, la localidad de Melchor Romero tuvo un origen "espontáneo" dentro de las numerosas chacras que se habían establecido en el lugar, y subdivisiones que se dieron frente a la antigua granja de Anselmo González. Cuando se tendió el ramal ferroviario entre Las Lomas de Tolosa y Ferrari, se resolvió instalar una estación en el lugar -en donde además estaba proyectado el hospital general que se libró al servicio público en 1884, y desde 1973 se llama "Alejandro Korn"-. El 10 de mayo de 1883 se designó con el nombre de Melchor Romero y Gómez a las estaciones a construirse. José Melchor Romero fue un agrimensor, político y escritor nacido en 1830, amigo y compañero de armas de Dardo Rocha en la guerra del Paraguay (1865). Fue diputado en la legislatura bonaerense, y se disponía a asumir como diputado nacional cuando murió víctima de la epidemia de cólera de 1868.
ANGEL ETCHEVERRY
El ingeniero Angel Etcheverry fue ministro de Obras Públicas bonaerense durante dos períodos: la primera gobernación de Marcelino Ugarte (1902-1906); y la gobernación de Ignacio de Irigoyen (1906-1910). Tuvo entonces una activa participación en el trazado de la línea troncal del ferrocarril La Plata-Meridiano V. Cuando en abril de 1910 se resolvió instalar una estación 15 kilómetros al sudoeste de La Plata, en las inmediaciones del paraje Esquina Negra -donde funcionaba desde 1886 una posta y feria de hacienda- se honró al funcionario y legislador con su nombre.
AVENIDA CANTILO
El último día de enero de 1925 tuvo lugar la inauguración oficial de City Bell, el pueblo impulsado por la sociedad anónima del mismo nombre, cuyo directorio presidía -tras la muerte de José Guerrico- Adolfo Labougle. A la estación de la localidad llegaron en trenes especiales numerosos funcionarios municipales y provinciales, entre ellos el gobernador José Luis Cantilo. En ese momento la calle principal de la incipiente urbanización era conocida como 14; la iniciativa popular quiso entonces bautizarla como el visitante, quien auguró que "City Bell será la villa más importante y de mayor belleza de las ubicadas en las inmediaciones de la capital bonaerense", y gestionó la pavimentación del acceso. Amigo personal de Hipólito Yrigoyen, Cantilo participó en las revoluciones radicales de 1893 y 1905. Durante su extensa vida pública, fue diputado provincial; interventor de la Provincia (1917-18); intendente de la capital federal (1919-21 y 1928-30); gobernador electo (1922-1926); diplomático y diputado nacional. Creó colonias penales con el objetivo de mejorar la condición de los reclusos; dispuso la enseñanza profesional e industrial en las escuelas primarias; creó escuelas rurales para mujeres; impulsó el Departamento Nacional del Trabajo; creó museos, hospitales, colegios e instituciones como el Jockey Club, el Aero Club Argentino y el Club Argentino de Comercio.
VILLA ELISA
Luis Castells, multimillonario hacendado de origen español, banquero y promotor de numerosos emprendimientos inmobiliarios, estaba casado con Elisa Uriburu, la hija del salteño Francisco Uriburu Patrón, poderoso político conservador, ministro y senador nacional. En 1888, colocó la piedra fundacional de un pueblo en las inmediaciones del empalme Pereyra, al donar la primera institución -inusualmente para la época, una escuela gratuita y mixta-; en honor a su esposa, bautizó al emprendimiento Villa Elisa. Castells, que también construyó el palacio ensenadense que se conoce con el nombre de Piria -ya que era propietario de tierras que se extendían desde el empalme Pereyra hasta el Río de La Plata- se suicidó en febrero de 1897, deprimido por el fallecimiento prematuro de su hija Elisa, y por los numerosos problemas económicos que soportó después de la gran crisis de 1890.
CITY BELL
"Como homenaje a la familia Bell, cuyo trabajo e inteligencia han contribuido en tres generaciones sucesivas a la prosperidad de las industrias madres de nuestro país, propongo se designe al nuevo pueblo con el nombre de City Bell". Así justificó José Guerrico, presidente de la Sociedad Anónima City Bell, el bautismo de la villa que la entidad comercial proyectaba en 300 hectáreas de la antigua Estancia Grande adquiridas en 1913 a la sucesión de don Jorge Bell. El Ejecutivo provincial, por resolución del 10 de mayo de 1914, aprobó el emprendimiento. Ese mismo año, se habilitó la estación ferroviarias. El apellido Bell llegó a la Argentina desde Aberdeen, Escocia, a inicios del siglo XIX; segun relatara Lorna Bell, nieta de Jorge, "mi bisabuelo fue el primero de la familia en radicarse; estableció una fundición de hierro en donde se fabricaban máquinas agrícolas y herramientas de trabajo -arados, rastras, palas, rastrillos-; como le vendió al gobierno, y no le pagaban, fue que alrededor de 1820 le ofrecieron cancelar la deuda con tierras. Una de las estancias que le dieron fue la estancia de los jesuitas. Esa fue la Estancia Grande de mi abuelo".
VILLA ELVIRA
Las tierras que hoy ocupa Villa Elvira formaban parte de lo que Juan de Garay bautizó como "Isla de los Guaraníes". Cuando se fundó La Plata, las expectativas de un rápido crecimiento económico de la región sedujeron a numerosos empresarios, dispuestos a entrar en el juego de la especulación financiera e inmobiliaria. Entre ellos, Juan Elías Chilotegui, un médico entrerriano, hijo de franceses, que en 1888 compró ocho hectáreas en los alrededores de La Plata -Hernández-. Chilotegui estaba casado desde 1885 con Elvira Sotés, hija de españoles y residente en Chascomús; a la muerte de Chilotegui, en 1905, Elvira Sotés y su hija Adelia Chilotegui de Hardoy se convirtieron en herederas, y el destino quiso siguieran ligadas a la compra y venta de tierras; Sotés contrajo matrimonio en 1908 con Samuel Ponsati, y juntos iniciaron la adquisición de lotes ofrecidos por el Banco de la Nación Argentina sobre terrenos de 72 a 80 y de 7 a 122. Como homenaje a su flamante esposa, Ponsati bautizó Villa Elvira a la quinta que erigieron en las actuales 120 y 76, en derredor de la que nació el pueblo.
VILLA GARIBALDI
Entre mediados de los siglos XVII y XIX, las tierras que hoy se conocen como Villa Garibaldi y Parque Sicardi pertenecieron a varios estancieros -entre los que se cree estuvo Juan Manuel de Rosas-. Para cuando se fundó La Plata, los propietarios eran Eugenio Sicardi y Juan González Morén. A ellos se unió Emilio Morales Gauna, promotor, martillero, empresario e industrial, que impulsó el diseño de un ejido urbano con miras al gran remate de las tierras. Este tuvo lugar el 15 de abril de 1888, y acudieron a la cita más de 3 mil personas, en su mayoría de origen italiano, de la región de Liguria. Se vendieron más de 40 manzanas de tierras, en un clima eufórico y festivo; pero la crisis económica de 1890 hizo que la mayoría de los inversores abandonaran sus propiedades y dejaran de pagarlas. Emilio Morales Gauna fue quien bautizó al proyecto como Villa Garibaldi, en honor al aventurero y patriota republicano Giuseppe Garibaldi (1807-1882), revolucionario en Sudamérica y artífice de la unidad italiana.
RINGUELET
Tal como ocurrió en el caso de Hernández, al fundarse la ciudad de La Plata, parte de las tierras de la Estancia Grande de Jorge Bell fueron expropiadas para concretar la traza del ejido urbano de la nueva capital. Dos años más tarde, el 21 de abril de 1884, Ramón Bentoso compró al fisco de la Provincia 33 hectáreas en la sección "D" de chacras. En 1883 se había decidido la creación de un ramal entre las Lomas de Tolosa y Ferrari; tres años después, se libró al servicio público una estación ubicada en el punto exacto de bifurcación de rieles -a Buenos Aires y a Ferrari, hoy Brandsen-. Se la llamó Ringuelet en honor a Augusto, destacado ingeniero ferroviario de origen francés que participó en el tendido de numerosos ramales, fue gerente del Ferrocarril del Oeste y miembro fundador de la Sociedad Científica Argentina.
IGNACIO CORREAS
La historia del nombre de esta localidad del sudeste platense también está ligada al desarrollo del ferrocarril. En este caso, al que unía La Plata con Las Pipinas, inaugurado en 1913 y cancelado en 1978, dejando en agonía a pueblos como Arana, Correas, Vieytes, Alvarez Jonte, Las Tahonas, Bavio-. Según explica el historiador platense Roberto Abrodos, "en el caso de Correas se quiso recordar al que supo ser `primer intendente' de Ensenada, Ignacio T. Correas". Este funcionario nació en Buenos Aires en 1825, hijo de Ignacio Correas y Sotomayor y Juana Videla. En 1853, ya instalado en Ensenada, fue designado como "escrutador" en las elecciones; luego fue presidente de la Comisión de Solares del partido, y Juez de Paz. Presidió en 1854 la primera Municipalidad de Ensenada, y asistió en ese carácter a la jura de la constitución bonaerense ese mismo año. Luego fue diputado provincial, y gestionó la reparación del entonces abandonado "Camino Blanco" y el antiguo cementerio. La parada ferroviaria creada en la zona en donde supo poseer tierras lleva su nombre.
GOBERNADOR ARANA
También parte del tendido ferroviario entre La Plata y Las Pipinas. Rinde homenaje a Eduardo Arana, senador provincial y gobernador interino de la Provincia entre el 15 de marzo y el 1 de julio de 1913.

Por qué se llama como se llama cada zona de nuestra ciudad

Funcionarios, estancieros, militares, juristas; ingenieros, gobernadores y ministros, miembros de familias pioneras. La Plata está llena de nombres propios. Y cada uno tiene su historia. Las localidades y barrios del partido, nacidas en su mayoría a partir de estaciones del desmantelado anillo ferroviario que conectaba a la Ciudad con toda la Provincia y el país, que sirvieron como núcleo aglutinante para poblaciones rurales o loteos dispersos, no sólo se identifican con características topográficas -La Loma, Altos de San Lorenzo- o productivas -Abasto, Las Quintas, Los Hornos-. En realidad, la mayoría de los pueblos periféricos al casco urbano de la Ciudad fue bautizada en homenaje a personas destacadas de su tiempo. En esta nota, un repaso para recordar a quiénes se les deben los nombres que dibujan la geografía de La Plata.
ARTURO SEGUI
En febrero de 1888, el Banco Mercantil de La Plata se hallaba gestionando el trazado de Villa Elisa, cerca del paraje conocido como "empalme Pereyra". Al mismo tiempo, la sociedad Terrile y Morales encomendó al agrimensor Luis Monteverde fraccionar parte de las tierras que había adquirido en la zona; el nombre elegido para la iniciativa fue entonces "Villa Nueva Elisa". La crisis financiera de 1890 derrumbó el proyecto, y en 1904 el Banco Hipotecario de la Provincia -en nombre de sus deudores Terrile y Gauna-, vendió a Arturo Seguí y Francisco Bertoletti setenta y dos manzanas de terreno en "Villa Nueva Elisa". La llegada del ramal ferroviario entre La Plata y Avellaneda, en 1926, trajo consigo la apertura de la parada "Los Eucaliptus"; poco después, se cambió ese nombre por el del propietario de las tierras en las que se asentó la estación.
JOSE HERNANDEZ
En octubre de 1886, Teodoro Serantes compró al fisco bonaerense trece hectáreas en la chacra Nº2 de la Sección "D" del ejido de La Plata -que antes de ser expropiadas para la fundación de la nueva capital habían pertenecido a Jorge Bell-. De la subdivisión de esas tierras nació la Villa Serantes, por donde pasó el ramal ferroviario que conectaba las Lomas de Tolosa -luego Ringuelet- y Ferrari -hoy Brandsen, por donde pasaba el Ferrocarril del Sud hacia Mar del Plata-. En julio de 1888, el crecimiento de Villa Serantes se "ganó" una estación sobre ese ramal; fue bautizada José Hernández en homenaje al autor del Martín Fierro, muerto en octubre de 1886. Con el tiempo, el nombre de la estación absorbió el originario.
MANUEL B. GONNET
Una compleja trama de compras y ventas de lotes en las chacras 22 y 23 del trazado fundacional platense, de la que participaron Luis Poncet, José Joaquín Ibarbia, Julio Guillerat, Juan Bautista Vattuene, Nicodemo Baralto, Ramón Paz y Manuel García Durán, precede al nacimiento de Gonnet. En febrero de 1889, ante la inminente creación de la estación Adolfo Alsina en el flamante ramal entre La Plata y empalme Pereyra -hoy Villa Elisa-, los propietarios de terrenos se asociaron para promover la creación de un pueblo. Y anunciaron el nacimiento de la Villa Máximo Paz. Fue recién en 1931 que la estación Alsina pasó a llamarse Manuel Bernardo Gonnet, como homenaje al jurista fallecido en 1927, quien había sido legislador y ministro de Obras Públicas de la Provincia -el primero desde la fundación platense- de los gobernadores Carlos D'Amico y Máximo Paz. El tiempo, una vez más, hizo prevalecer el nombre de la estación.
JOAQUIN GORINA
Percival Bell, nieto y heredero de Jorge Bell, resolvió a mediados de la década del '10 subdividir los terrenos remanentes de la antigua Estancia Grande de su familia; en 1914 se loteó lo que en la actualidad es City Bell, y dos años después Joaquín Gorina compró buena parte de los lotes disponibles el oeste del incipiente casco urbano platense, cerca del "arroyo de Rodríguez". En 1923 se resolvió la construcción de un ramal del ferrocarril Provincial enlazando las estaciones La Plata -17 y 71- y Avellaneda; su trazado afectó tierras de la zona, y Joaquín Gorina fue el primero en ceder las suyas para el avance de la empresa. Por eso se dio su nombre a la estación, inaugurada en el mismo 1923.
VILLA CASTELLS
Su nacimiento está ligado al de la Villa Máximo Paz y su estación Adolfo Alsina -luego Gonnet-. Cuando los primeros pobladores, dueños de casas de fin de semana, conformaron un núcleo en crecimiento, Luis Castells -propietario de tierras que habían pertenecido a la Estancia Grande de Jorge Bell- concibió la idea de formar un nuevo poblado "del otro lado" de la parada ferroviaria; esto es, a la derecha del camino Parque Centenario, yendo desde La Plata hacia Buenos Aires. En 1909, Castells encargó la subdivisión de parte de sus tierras al agrimensor Félix Lenzi, quien fraccionó 169 manzanas en cuatro lotes de 50 metros por 50 cada uno. Según los más recientes estudios del departamento de Investigación Histórica y Cartográfica de la direccíon de Geodesia del ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia, este loteo sería el que dio origen a la localidad.
LISANDRO OLMOS
La localidad se gestó en torno a una de las estaciones del ramal ferroviario entre La Plata y Mira Pampa, en tierras de Los Miradores, la "estanzuela" del coronel Lisandro Olmos. Estos terrenos habían pertenecido a la estancia de Ponce de León, a quien le fueron expropiados cuando se proyectó la fundacion de La Plata. Lisandro Olmos, un militar y político catamarqueño nacido en 1840, combatiente en Cepeda y Pavón por la Confederación, fundador del partido de la Unión Nacional y amigo de Dardo Rocha -fue inspector de las adjudicaciones de tierras de La Plata-, adquirió entonces -en parte al fisco y en parte a particulares- 327 hectáreas al sudoeste del casco urbano, bautizándolas Los Miradores. En septiembre de 1911, se resolvió designar a la estación del kilómetro 20 entre La Plata y el Meridiano V con el nombre de quien habia donado las tierras para su construcción.
MELCHOR ROMERO
También nacida en tierras fiscales, expropiadas para la fundación de La Plata -en la sección A del ejido-, la localidad de Melchor Romero tuvo un origen "espontáneo" dentro de las numerosas chacras que se habían establecido en el lugar, y subdivisiones que se dieron frente a la antigua granja de Anselmo González. Cuando se tendió el ramal ferroviario entre Las Lomas de Tolosa y Ferrari, se resolvió instalar una estación en el lugar -en donde además estaba proyectado el hospital general que se libró al servicio público en 1884, y desde 1973 se llama "Alejandro Korn"-. El 10 de mayo de 1883 se designó con el nombre de Melchor Romero y Gómez a las estaciones a construirse. José Melchor Romero fue un agrimensor, político y escritor nacido en 1830, amigo y compañero de armas de Dardo Rocha en la guerra del Paraguay (1865). Fue diputado en la legislatura bonaerense, y se disponía a asumir como diputado nacional cuando murió víctima de la epidemia de cólera de 1868.
ANGEL ETCHEVERRY
El ingeniero Angel Etcheverry fue ministro de Obras Públicas bonaerense durante dos períodos: la primera gobernación de Marcelino Ugarte (1902-1906); y la gobernación de Ignacio de Irigoyen (1906-1910). Tuvo entonces una activa participación en el trazado de la línea troncal del ferrocarril La Plata-Meridiano V. Cuando en abril de 1910 se resolvió instalar una estación 15 kilómetros al sudoeste de La Plata, en las inmediaciones del paraje Esquina Negra -donde funcionaba desde 1886 una posta y feria de hacienda- se honró al funcionario y legislador con su nombre.
AVENIDA CANTILO
El último día de enero de 1925 tuvo lugar la inauguración oficial de City Bell, el pueblo impulsado por la sociedad anónima del mismo nombre, cuyo directorio presidía -tras la muerte de José Guerrico- Adolfo Labougle. A la estación de la localidad llegaron en trenes especiales numerosos funcionarios municipales y provinciales, entre ellos el gobernador José Luis Cantilo. En ese momento la calle principal de la incipiente urbanización era conocida como 14; la iniciativa popular quiso entonces bautizarla como el visitante, quien auguró que "City Bell será la villa más importante y de mayor belleza de las ubicadas en las inmediaciones de la capital bonaerense", y gestionó la pavimentación del acceso. Amigo personal de Hipólito Yrigoyen, Cantilo participó en las revoluciones radicales de 1893 y 1905. Durante su extensa vida pública, fue diputado provincial; interventor de la Provincia (1917-18); intendente de la capital federal (1919-21 y 1928-30); gobernador electo (1922-1926); diplomático y diputado nacional. Creó colonias penales con el objetivo de mejorar la condición de los reclusos; dispuso la enseñanza profesional e industrial en las escuelas primarias; creó escuelas rurales para mujeres; impulsó el Departamento Nacional del Trabajo; creó museos, hospitales, colegios e instituciones como el Jockey Club, el Aero Club Argentino y el Club Argentino de Comercio.
VILLA ELISA
Luis Castells, multimillonario hacendado de origen español, banquero y promotor de numerosos emprendimientos inmobiliarios, estaba casado con Elisa Uriburu, la hija del salteño Francisco Uriburu Patrón, poderoso político conservador, ministro y senador nacional. En 1888, colocó la piedra fundacional de un pueblo en las inmediaciones del empalme Pereyra, al donar la primera institución -inusualmente para la época, una escuela gratuita y mixta-; en honor a su esposa, bautizó al emprendimiento Villa Elisa. Castells, que también construyó el palacio ensenadense que se conoce con el nombre de Piria -ya que era propietario de tierras que se extendían desde el empalme Pereyra hasta el Río de La Plata- se suicidó en febrero de 1897, deprimido por el fallecimiento prematuro de su hija Elisa, y por los numerosos problemas económicos que soportó después de la gran crisis de 1890.
CITY BELL
"Como homenaje a la familia Bell, cuyo trabajo e inteligencia han contribuido en tres generaciones sucesivas a la prosperidad de las industrias madres de nuestro país, propongo se designe al nuevo pueblo con el nombre de City Bell". Así justificó José Guerrico, presidente de la Sociedad Anónima City Bell, el bautismo de la villa que la entidad comercial proyectaba en 300 hectáreas de la antigua Estancia Grande adquiridas en 1913 a la sucesión de don Jorge Bell. El Ejecutivo provincial, por resolución del 10 de mayo de 1914, aprobó el emprendimiento. Ese mismo año, se habilitó la estación ferroviarias. El apellido Bell llegó a la Argentina desde Aberdeen, Escocia, a inicios del siglo XIX; segun relatara Lorna Bell, nieta de Jorge, "mi bisabuelo fue el primero de la familia en radicarse; estableció una fundición de hierro en donde se fabricaban máquinas agrícolas y herramientas de trabajo -arados, rastras, palas, rastrillos-; como le vendió al gobierno, y no le pagaban, fue que alrededor de 1820 le ofrecieron cancelar la deuda con tierras. Una de las estancias que le dieron fue la estancia de los jesuitas. Esa fue la Estancia Grande de mi abuelo".
VILLA ELVIRA
Las tierras que hoy ocupa Villa Elvira formaban parte de lo que Juan de Garay bautizó como "Isla de los Guaraníes". Cuando se fundó La Plata, las expectativas de un rápido crecimiento económico de la región sedujeron a numerosos empresarios, dispuestos a entrar en el juego de la especulación financiera e inmobiliaria. Entre ellos, Juan Elías Chilotegui, un médico entrerriano, hijo de franceses, que en 1888 compró ocho hectáreas en los alrededores de La Plata -Hernández-. Chilotegui estaba casado desde 1885 con Elvira Sotés, hija de españoles y residente en Chascomús; a la muerte de Chilotegui, en 1905, Elvira Sotés y su hija Adelia Chilotegui de Hardoy se convirtieron en herederas, y el destino quiso siguieran ligadas a la compra y venta de tierras; Sotés contrajo matrimonio en 1908 con Samuel Ponsati, y juntos iniciaron la adquisición de lotes ofrecidos por el Banco de la Nación Argentina sobre terrenos de 72 a 80 y de 7 a 122. Como homenaje a su flamante esposa, Ponsati bautizó Villa Elvira a la quinta que erigieron en las actuales 120 y 76, en derredor de la que nació el pueblo.
VILLA GARIBALDI
Entre mediados de los siglos XVII y XIX, las tierras que hoy se conocen como Villa Garibaldi y Parque Sicardi pertenecieron a varios estancieros -entre los que se cree estuvo Juan Manuel de Rosas-. Para cuando se fundó La Plata, los propietarios eran Eugenio Sicardi y Juan González Morén. A ellos se unió Emilio Morales Gauna, promotor, martillero, empresario e industrial, que impulsó el diseño de un ejido urbano con miras al gran remate de las tierras. Este tuvo lugar el 15 de abril de 1888, y acudieron a la cita más de 3 mil personas, en su mayoría de origen italiano, de la región de Liguria. Se vendieron más de 40 manzanas de tierras, en un clima eufórico y festivo; pero la crisis económica de 1890 hizo que la mayoría de los inversores abandonaran sus propiedades y dejaran de pagarlas. Emilio Morales Gauna fue quien bautizó al proyecto como Villa Garibaldi, en honor al aventurero y patriota republicano Giuseppe Garibaldi (1807-1882), revolucionario en Sudamérica y artífice de la unidad italiana.
RINGUELET
Tal como ocurrió en el caso de Hernández, al fundarse la ciudad de La Plata, parte de las tierras de la Estancia Grande de Jorge Bell fueron expropiadas para concretar la traza del ejido urbano de la nueva capital. Dos años más tarde, el 21 de abril de 1884, Ramón Bentoso compró al fisco de la Provincia 33 hectáreas en la sección "D" de chacras. En 1883 se había decidido la creación de un ramal entre las Lomas de Tolosa y Ferrari; tres años después, se libró al servicio público una estación ubicada en el punto exacto de bifurcación de rieles -a Buenos Aires y a Ferrari, hoy Brandsen-. Se la llamó Ringuelet en honor a Augusto, destacado ingeniero ferroviario de origen francés que participó en el tendido de numerosos ramales, fue gerente del Ferrocarril del Oeste y miembro fundador de la Sociedad Científica Argentina.
IGNACIO CORREAS
La historia del nombre de esta localidad del sudeste platense también está ligada al desarrollo del ferrocarril. En este caso, al que unía La Plata con Las Pipinas, inaugurado en 1913 y cancelado en 1978, dejando en agonía a pueblos como Arana, Correas, Vieytes, Alvarez Jonte, Las Tahonas, Bavio-. Según explica el historiador platense Roberto Abrodos, "en el caso de Correas se quiso recordar al que supo ser `primer intendente' de Ensenada, Ignacio T. Correas". Este funcionario nació en Buenos Aires en 1825, hijo de Ignacio Correas y Sotomayor y Juana Videla. En 1853, ya instalado en Ensenada, fue designado como "escrutador" en las elecciones; luego fue presidente de la Comisión de Solares del partido, y Juez de Paz. Presidió en 1854 la primera Municipalidad de Ensenada, y asistió en ese carácter a la jura de la constitución bonaerense ese mismo año. Luego fue diputado provincial, y gestionó la reparación del entonces abandonado "Camino Blanco" y el antiguo cementerio. La parada ferroviaria creada en la zona en donde supo poseer tierras lleva su nombre.
GOBERNADOR ARANA
También parte del tendido ferroviario entre La Plata y Las Pipinas. Rinde homenaje a Eduardo Arana, senador provincial y gobernador interino de la Provincia entre el 15 de marzo y el 1 de julio de 1913.